Cómo la alimentación estacional mejora la salud y la sostenibilidad
ago 21
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La alimentación estacional consiste en disfrutar los alimentos en su mejor momento, potenciando sabor y nutrición. Apoya a los agricultores locales, reduce la huella de carbono y estimula la creatividad culinaria. Es una práctica sostenible y sabrosa que beneficia la salud, el ambiente y las comunidades.
La alimentación estacional—la práctica de consumir alimentos cosechados en su estación natural—ofrece múltiples beneficios tanto para la salud personal como para el medio ambiente. Al elegir frutas y verduras de temporada, suelen ser más frescas, sabrosas y con mayor cantidad de nutrientes, ya que recorren menor distancia desde el campo hasta la mesa y se recolectan en el punto óptimo de maduración. Por ejemplo, las fresas en primavera, los tomates en verano, las calabazas en otoño y los cítricos en invierno aportan vitaminas y minerales específicos para las necesidades de cada estación. Además, al optar por alimentos de temporada y de origen local, se reduce el impacto ambiental asociado al transporte y almacenamiento prolongados, disminuyendo la huella de carbono. Comer según la estación también apoya a los agricultores locales y a la economía, fomenta el sentimiento de comunidad y motiva la diversidad de cultivos. Adoptar estos hábitos es sencillo: visitar mercados locales, unirse a programas de agricultura apoyada por la comunidad (CSA) o revisar las etiquetas de los supermercados para conocer el origen y la temporalidad de los productos. Cocinar con alimentos de temporada inspira creatividad en la cocina, promoviendo la exploración de recetas acordes a lo más fresco y abundante. En definitiva, la alimentación estacional es una forma deliciosa, saludable y ecológica de disfrutar la comida todo el año.